Ayer tuve, el inmenso honor de recibir un reconocimiento realmente deseado, como es el Premio de honor de Castilla y León Económica. Este me parece un premio realmente magnifico. Es el premio de los empresarios de Castilla y León. Un premio que he vivido desde el principio y que he visto como se lo recibían magníficos empresarios de nuestra región, verdaderos ejemplos del tejido empresarial de Castilla y León.
Esto me lleva a tener enorme orgullo y honra de ser continuador de esos empresarios, sin duda, de los mejores. Y todo, gracias a un jurado tan diversificado y potente como el de esta edición, un elenco de personas muy representativo para elegir a los mejores.
Este premio es un reflejo de una forma de entender la vida, del trabajo y de la empresa. Es una forma que compartimos miles de castellanos y leoneses, que creemos que el progreso solo tiene sentido cuando se construye desde los valores.
Y quiero desde esta perspectiva, en primer lugar, felicitar, no por protocolo, sino por sentimiento verdadero al resto de premiados que ayer me acompañaron en la XIX ceremonia de entrega de los Premios Castilla y León Económica, todos ellos magníficos: Ratpanat (Acción Social), Meins (Mercados Exteriores), Iberaval (Operación Empresarial), Astibot (Producto Más Innovador), Innoporc (Comunicación), Abadía Retuerta (Recursos Humanos), Aquona (Sostenibilidad Ambiental), Valle de San Juan (Empresa Rural), Third Round-Fisura (Empresa Joven).
Hoy me gustaría enfocar estas palabras, desde dentro, desde la visión del empresario, del alma, la fibra de lo que somos. Pero no de la mia. Hoy me siento colega de todos los que estáis aquí, de los premiados y los que no están también. Ser hoy un empresario, es ser un gladiador. Los empresarios son los gladiadores del mundo moderno, los que luchamos contra todos las actividades y dificultades para hacer que este mundo, esta sociedad sea mejor, que esta economía sea mejor.
Por ello, este premio de honor, es para todos para los empresarios, para los que estamos aquí y los que no, pero que estamos luchando cada día. Y tras el honor, la gloria, esa gloria que solo tendrán algunos, como decía nuestro querido Miguel Delibes: La gloria es un problema de años, ya que es el tiempo quien decide qué autor está destinado a ser olvidado y que otro está destinado a perdurar.
Y como decía David Bowie, el futuro es de quien lo sabe oír. Yo diría, oír, ver y escrutar. Hemos visto empresarios que están haciendo y viviendo ese futuro. La misión intrínseca de los empresarios es conseguir que la sociedad avance, y también procurar beneficios económicos y sociales de la misma.
Mi vida se ha forjado en torno a unos valores firmes que aprendí desde muy joven, gracias, especialmente, a mis padres, Ursicino y Consolación. Ellos me enseñaron el respeto, la responsabilidad, el trabajo duro y el amor por la familia, son los cimientos sobre los que se edifica cualquier proyecto duradero.
Ética y valores que seguí aprendiendo y viviendo día a día. Desde una formación de grado medio en el Colegio San José, donde estudié durante 11 años. En esa formación no solo había asignaturas y calificaciones. También se valoraban ciertas características como la conducta, la urbanidad, la puntualidad… Valores que luego, claro está, sirven a la empresa y a la persona y que yo he intentado siempre extender.
Tenemos la suerte de vivir en una de las comunidades con la mejor formación de Europa, y eso es algo absolutamente crucial para cualquier función posterior, desde la perspectiva del trabjao, del autónomo, del empresario. Yo estudie en la Universidad de Valladolid y esto me honra, ahora más, con mi participación en el Consejo Social de la Universidad de Valladolid y recientemente, con la creación de la Cátedra Vitivinícola Carlos Moro de Matarromera.
Después en la politécnica de Madrid. Es necesario vivir, es necesario ver. El mundo es muy amplio y diverso y de él tenemos que aprender.
Entre los valores, también cabe destacar, el valor del cuidado de nuestra tierra desde una perspectiva amplia a una más profunda. Este valor también es compartido con todos los premiados de esta edición.
Todo está regido por un perfecto equilibrio. La naturaleza, las plantas, los animales, el hombre, toman y dan con una armoniosa ponderación. ¿Sabes quién dijo esto? Probablemente si, porque todos somos amantes de nuestro autor más universal, Miguel Delibes en La Sombra del ciprés es alargada
El conocimiento solo cobra sentido cuando se pone al servicio del bien común, cuando se traduce en proyectos que mejoran la vida de las personas. Desde la prática, desde la teoría a la realización. Obras son amores y no solo buenas intenciones.
Nosotros hemos basado nuestra labor principalmente en la agricultura. La dura agricultura que es necesario dominar. ¿Cómo? Con un increíble equipo de personas. De todo esto, lo principal son las personas. Me siento tan orgulloso de las personas que han estado y que están en nuestras empresas, en nuestra familia… Y en especial, de Esperanza, mi mujer, tan merecedora de este premio como yo. Ella tiene el mismo mérito y acompañamiento.
También quiero reconocer el trabajo de la sociedad civil. Castilla y León ha sabido vertebrar una estructura de asociacionismo empresarial absolutamente positivo para nuestra región y para nuestros sectores. Gracias a Empresa Familiar, a Vitartis, a APD, a la Cámara de Comercio, a todas las asociaciones empresariales… En Castilla y León tenemos muchos ventajas y valores, algunos defectos también. Pero algunos de esos defectos se mejoran con el trabajo común y con la cooperación entre empresarios, asociaciones y personas.
Nosotros venimos trabajando desde lo local, desde los 44 municipios en los que estamos. Desde la tecnología hasta la producción cualificada, la investigación, las patentes… Desde las viñas privilegiadas de Ribera del Duero, Rueda, Cigales y Toro a los mejores vinos del mundo. Desde la humildad, trabajo y ética con valores a los propósitos más elevados. Desde la suma de trabajo de cada individuo, también de la administración y fundaciones a la consecución de una sociedad mejor.
A toda esta sociedad y a todos sus componentes, a nuestros trabajadores, a vosotros que sois los acreedores de este Premio de Honor.
Como dijo Steve Jobs: El trabajo va a ocupar la mayor parte de tu vida, y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer aquello que crees es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que haces.
Nosotros lo amamos profundamente y nos entregamos día a día a estos objetivos y este propósito. Siempre he creído que la empresa no debe limitarse a generar riqueza económica. Debe generar también riqueza social y humana. Y eso solo se logra con una ética con valores, con una responsabilidad compartida y con una visión de futuro. Porque, al final, las empresas son personas.
Por todo eso, este premio no me pertenece a mí. Pertenece a todos vosotros:
a los que formáis parte de esta tierra, a los que creéis en su potencial, a los que habéis trabajado hombro con hombro para que Castilla y León siga creciendo, innovando y soñando.
Y que seamos capaces de traspasarlo a las siguientes generaciones. Una tarea de legado. Tenemos que apostar por los jóvenes y las siguientes generaciones. Yo lo estoy haciendo, mis hijas Paloma y Beatriz tienen ahora la misión, el cargo, de dar continuidad a este trabajo tan bonito. Porque este reconocimiento es también un homenaje a nuestra forma de ser: sobria, perseverante, comprometida y, sobre todo, profundamente humana.
Quiero dedicarlo especialmente a mi familia: a Esperanza, a Paloma, a Beatriz, a mi hermana Isabel, a su marido Pedro. Y a todo nuestro equipo profesional, que con pasión, compromiso y excelencia hacen posible seguir construyendo un legado de futuro.
